Un thriller adictivo que penetra de forma apasionante en el mundo de las políticas de empresa.
En la oficina todos saben que a Charlie le gusta tomar el café con mucho azúcar, que a Sarah sus hijos no la dejan dormir por las noches, que a Amira el sueldo no le alcanza, o que a la chica nueva, Chloe, se le ilumina la cara cada vez que ve a Ewan.
Llevan años trabajando juntos, toman gin-tonics al salir de la oficina y están acostumbrados a cubrirse las espaldas los unos a los otros. Pero su confortable rutina se rompe cuando aparece una nueva jefa, agresiva y manipuladora... Entonces, las reglas del juego cambian.
¿Quién odia a todos en secreto?
¿Quién carga con un pasado que le tortura?
¿Quién es capaz de cometer un asesinato?
Un thriller con mucho suspense psicológico y con muchos giros inesperados y un final alucinante. Dos tramas que van en paralelo y que durante toda la lectura no te imaginas en qué van a desembocar. Una novela coral con muchos personajes pero que en cada capítulo van relatando bien primera persona o en tercera las sensaciones que experimentan ante la llegada de una nueva jefa. Un clima en el trabajo que se va volviendo hostil según vas pasando las páginas y que en las últimas páginas en cuando se descubre toda la trama. Da la sensación de que puede haber una segunda parte y sería todo un acierto que en una próxima entrega nos contaran más sobre ese capítulo final que queda de una manera pendiente de continuidad.
Mantiene un ritmo vertiginoso y es totalmente adictiva. Me ha encantado leerla y la recomiendo para los que les guste este tipo de género, lo van a pasar muy bien con su lectura.
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