Perfectamente ambientada en el oscurantismo de los años 50, en un pequeño y frío pueblo de Teruel. La trama se va desarrollando de forma muy inteligente y los personajes de esa España rural nos atrapan desde la primera página. Pone de manifiesto la ignorancia, las supersticiones y la pobreza en las que estaba sumida aquella España pacata e influida por la religión y la iglesia. La anterior novela de estas autores me gustó mucho pero esta la supera.
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