Tras abandonar el CNI, MacMillan vive retirado en un pueblecito de la costa de Cádiz, consagrado a su huerto y sus perros, y se gana modestamente la vida con trabajos puntuales como investigador privado. Todo es calma y placidez, o al menos lo parece, hasta que conoce a la exquisita y amable señora Donnelly, matriarca de una de las grandes familias vinícolas de Andalucía, quien le encarga investigar la muerte de su hija Nora, salvajemente asesinada unos años atrás.
Lectura apasionante y adictiva. Pat tiene un humor inteligente insuperable. Su descripción de la España actual es inigualable. Esta novela está al nivel de La suerte de los irlandeses. Muy recomendable.
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