A sus dieciséis años, Rebecca Winter estaba disfrutando del mejor verano de su vida: ganaba algún dinero en un restaurante, tonteaba con un chico mayor y compartía confidencias con su mejor amiga. Hasta que empezaron a sucederle cosas extrañas, como notar una presencia en su dormitorio o sentirse observada. Pese a todo, Bec no fue consciente de lo que le iba a ocurrir... hasta que un día se esfumó sin dejar rastro.
Más de una década después, una joven asegura ante la policía ser la Bec desaparecida y pronto se encuentra viviendo su vida. Abrazando a sus padres. Aprendiendo los nombres de sus amigos. Jugando con sus hermanos pequeños. Pero quizá ni la acogedora familia ni los entusiasmados amigos de Bec sean lo que parecen. Porque mientras comienza a sumergirse en la personalidad de la auténtica Rebecca Winter, la impostora descubre que quien la hizo desaparecer aún anda suelto. Y ella puede estar en peligro inminente.
Me esperaba mas de esta novela ya que la sinopsis tenia muy buena pinta. Está bien llevada y narrada con una astucia retorcida y rápida, pero el final es flojo y todo se resuelve en un pis-pas, sin mucho sentido y te quedas con la sensación de que se quedan cosas por aclarar. Lo bueno es que es corta y no se hace pesada, pero por lo demás pienso que es prescindible. Las críticas le han dado mucho bombo y platillo pero creo que no es para tanto. Un thriller de esos que se pueden ver todas las tardes de fin de semana en la televisión. Para pasar un buen rato y no tengas otra cosa mejor para leer, pero advierto no es una gran historia.
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