Malone Moulin tiene tres años y medio y un secreto que ocultar. Cree firmemente que la mujer que lo ha criado y con la que vive, Amanda, no es su verdadera madre.
Aunque lo que dice el niño parezca imposible, Vasile, el psicólogo de la escuela, confía en él. Le cree. Pero es el único. Y debe darse prisa. Sacar a la luz la verdad oculta. Encontrar ayuda. La de la comandante Marianne Augresse, por ejemplo. Porque los recuerdos de Malone empiezan a difuminarse. Solo los sostiene un fino hilo de la memoria, con sus frágiles retazos, y las conversaciones que el chico mantiene noche tras noche con Guti, su mascota de peluche.
La cuenta atrás ha comenzado. Antes de que todo dé un vuelco, de que el engranaje se ponga en marcha, de que las máscaras caigan, habrán de responder a una sola pregunta: ¿quién es Malone?
Nada es mas fugaz que la memoria de un niño.
Un asombroso thriller en el que al principio parecen dos tramas que aparentemente no tienen nada que ver pero que según va avanzando la lectura convergen en un mismo caso. Tiene un buen final y mantiene todo el rato la intriga de lo que está sucediendo en la vida del protagonista, un niño al que ningún adulto cree, excepto el psicólogo del colegio, por todas las supuestas incoherencias que va contando, y que al final tienen un sentido muy acertado. La novela está muy bien llevada y la recomiendo. Me ha gustado mucho.
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