Madrid, 1937. En el preciso instante en que una bomba cae sobre un edificio del centro de la ciudad, cerca de la Gran Vía, las vidas de dos jóvenes vecinas cambian para siempre.
Elvira, cuyos padres regentan la casa de huéspedes ubicada en la tercera planta, se encuentra exiliada de la Guerra Civil en Francia en el momento de la explosión. Sin embargo, la desaparición del hogar al que tanto anhela regresar supondrá un punto y aparte en su destino.
Ángela, la hija de los porteros de la finca, sí está presente cuando el lugar donde ambas han crecido salta por los aires. Es entonces cuando toma una decisión de consecuencias imprevisibles: coge en brazos al bebé de unos huéspedes que acaban de fallecer bajo los escombros y huye adoptando una falsa identidad.
Nada hace pensar a Elvira y a Ángela que sus caminos volverán a cruzarse, ni que otra casa de huéspedes será el lugar de encuentro para una nueva generación de mujeres que, igual que ellas, deberán aprender a convertir el dolor en fuerza y a sobrevivir con la frágil esperanza de un futuro mejor.
La historia arranca en Madrid, año 1937 y en plena guerra civil.
Nos narra la historia de dos jóvenes, Elvira y Ángela, vecinas y amigas desde la infancia. Una bomba cae en pleno centro de Madrid destruyendo la pensión Casa Flora, lugar donde viven nuestras protagonistas.
Mientras que Elvira se encuentra en Burdeos junto a sus tíos y su madre el mundo cambia por completo para ellas. Casa Flora ha quedado destruida y su padre que regentaba la pensión ha fallecido en el acto.
Por otro lado Ángela que permanece en Madrid sobrevive a la bomba ya que no se encontraba en el edificio y cuando vuelve ve que se ha quedado huérfana y huye con un bebé, que sorprendentemente ha salido ileso y que se ha quedado huérfana como ella. A partir de ese momento asume una identidad falsa y se traslada a Oviedo, lugar de los padres del bebé.
Nos vamos a encontrar con una novela de referencias históricas, resistencia femenina en tiempos de guerra y también que nos habla de la familia y de la amistad.
Es un relato con múltiples hilos narrativos, en los que da voz a varias generaciones de mujeres que, con sus luces y sus sombras, nos muestran como los acontecimientos históricos que se narran: la guerra, el exilio y la posguerra, condicionan la vida y destino de los protagonistas.
La historia transcurre a lo largo de varias décadas y lugares como Madrid, Burdeos y Oviedo y entrelaza las vidas de distintas mujeres conectadas con Casa Flora. Esa antigua pensión que en su momento fue un hogar para Elvira y Ángela y que más tarde renace de sus cenizas y se convierte en una pensión que va a acoger nuevas historias.
Es un claro homenaje a todas las mujeres, madres, hijas y amigas a las que no nos presenta como víctimas de la guerra, sino que sacaron las fuerzas para poder sobrevivir en un mundo hostil y en el que tuvieron que callar mucho por el bien de sus hijos, se cuidaron entre ellas y pese al dolor y el ninguneo del papel de la mujer en la sociedad salieron adelante.
El estilo narrativo de la autora está muy cuidado, escrito con delicadeza y talento, con una prosa sencilla y precisa que se detiene en los detalles y en los matices de la vida de los personajes y hace que resulte una lectura muy atractiva. Además cuenta con buenos diálogos y aportan una sensación de familiaridad que resulta entrañable.
Una lectura para quienes disfrutan de las sagas familiares, historias de mujeres fuertes y un retrato de la España del siglo XX.
Me ha gustado mucho y la recomiendo.
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