Penny es artista y lleva varias décadas viviendo en el mismo apartamento, rodeada de los objetos y los recuerdos de su larga vida. Resignada a los rituales triviales de la vejez, un día empieza a sufrir lapsus. Años atrás, antes de que falleciera el que había sido su pareja durante mucho tiempo, se hicieron preparativos, sin que ella lo supiera, para reservarle una habitación en una singular residencia en la que, tras sufrir demasiados «incidentes», acaba ingresando.
Al principio, acompañada de personas como ella, conversando, contemplando los hermosos bosques que rodean la casa, todo va bien. Incluso empieza a pintar de nuevo. Pero a medida que los días comienzan a difuminarse, Penny, con una creciente sensación de inquietud y desconfianza, empieza a perder la noción del paso del tiempo y del lugar que ocupa ella en el mundo. ¿Está sucumbiendo a los efectos sutilmente destructivos del envejecimiento o está participando, sin saberlo, en algo más inquietante?
Una novela al mismo tiempo compasiva y extraña, narrada con una prosa austera e hipnótica, y difícil de clasificar en un género concreto.
Es una novela original y diferente. Está narrada en primera persona por la protagonista y nos va contando sus vivencias y pensamientos. Son tan extraños algunos de los capítulos que rozan el terror psicológico.
Es un arriesgado estilo por parte del autor muy peculiar que no puede gustar a todos.
El lector a veces duda de la veracidad de los hechos y genera un debate moral interior ya que en teoría no deberías desconfiar del testimonio de alguien por ser mayor, pero...
Contiene además diálogos acerca del sentimiento de soledad de los mayores, los recuerdos, la aceptación de la pérdida de la memoria y el miedo a morir.
Resumiendo, una buena novela pero que tiene un final ambiguo y está abierta a la interpretación del lector.
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No me termina de convencer esta vez así que prefiero dejarla pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
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